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FAMILIA ESCUELA DE LA MISERICORDIA

 

Los seres humanos no nacemos conocedores del arte de vivir. Somos llamados a realizar un proceso de crecimiento en el cual necesitamos de aprendizaje. El sabio se va haciendo de conocimientos y de la experiencia del diario acontecer. Dios, Maestro insigne, que ha hecho todo bien, regala a la criatura la familia como lugar privilegiado para el crecimiento del ser humano. En el Evangelio se nos dice que el mismo Dios cuando se hizo hombre quiso tener una familia y bajó la mirada de María y José, “iba creciendo en sabiduría en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc. 2,52).

Todo en casa enseña y con el ejemplo de los miembros de la familia, se muestra cómo se debe asumir la vida. En el hogar se vive la primera realidad de convivencia. Hay que vivir con otros, hay que aceptar y dejarse enriquecer por la personalidad de los otros. En el hogar, iglesia doméstica, se aprende la convivencia cristiana que tiene su modelo en Dios. Dios que nos ama con amor misericordioso y nos invita a ser como Él, cercano a los débiles para fortalecerlos, amable con los que necesitan comprensión y cariño, bondadoso con quienes esperan ayuda.

El creyente debe tener las entrañas compasivas de Dios en el trato con su hermano, en especial con aquel que no puede levantarse por sí mismo. Papá y mamá deben acercar a los niños a la realidad de los más pobres. Pueden enseñar a compartir la ropa, a no desperdiciar la comida ni el agua. Los niños son muy sensibles al dolor humano y su corazón no puede endurecerse por el bienestar y el apego a las riquezas y a los bienes materiales. Deben aprender del desapego generoso y a preocuparse por los que sufren.

Un señor contaba que su padre todos los años organizaba “las onces” para los “viejitos” del ancianato de su pueblo. Los niños lo acompañaban a comprar el chocolate, el queso, los panes, los tabacos y eran ellos los que atendían a los ancianos a la mesa. ¿Pasará inadvertida esta enseñanza de misericordia a los niños que vivieron esta experiencia? Estoy seguro de que gestos como este moldearán cristianos compasivos como es compasivo el Padre celestial.

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