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Estas son las gracias que se obtienen el Domingo de la Misericordia.

El 8 de abril, segundo domingo de Pascua, la Iglesia celebrará la Fiesta de la Divina Misericordia o Domingo de la Misericordia. Conmemoración que fue instituida en el año 2000 por San Juan Pablo II.

«Es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de ‘domingo de la Misericordia divina’ (…) Cristo nos enseñó que ‘el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a usar misericordia’ con los demás: ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’ Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales», dijo el Papa Polaco el 30 de abril del año 2000, segundo domingo de Pascua y fecha de la canonización de Santa Faustina Kowalska, «Apóstol de la Misericordia».

Varias son las gracias que se obtienen en el Día de la Misericordia y mediante la devoción al a Misericordia Divina, tal como lo aseguró Nuestro Señor a sor Faustina, como ella lo relata en su Diario: «Con esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias. Por eso quiero que cada alma tenga acceso a ella».

La imagen, que fue revelada por Nuestro Señor a la santa polaca, muestra dos rayos que manan del Corazón de Jesús: «El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas (…) Bienaventurado quien viva a la sobra de ellos», cuenta Faustina en su Diario.

En una revelación, ocurrida en febrero de 1931, Jesús dijo a la santa: «Quiero que esta imagen (…) sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia».

Dijo también Nuestro Señor, según relata Sor Faustina: «Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores».

Añade luego: «Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para siempre».

Cristo también reveló a Sor Faustina: «Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida recibirá el perdón total de las culpas y de las penas (…) Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas almas que se acerquen al manantial de Mi Misericordia (…) que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata».

«No encontrará alma ninguna justificación hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia, y por eso el primer domingo después de la Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita», explicó Nuestro Señor.

Jesucristo también confió a Sor Faustina la devoción a la Coronilla de la Divina Misericordia, dando varias promesas a quien rece con frecuencia esta oración. Ellas son: a través de la Coronilla se obtendrá todo lo que se pide, si ello está de acuerdo con la voluntad de Dios.

Quien ore con ella obtendrá gran misericordia, sobre todo en la hora de la muerte, y los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación. Como lo dice el mismo Jesús: «Defenderé como Mi propia Gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón».

Hasta el más pecador de los pecadores que rece la Coronilla una sola vez recibirá la gracia de la Misericordia infinita.

Contenido publicado en es.gaudiumpress.org

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