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Visita a la cárcel La picota, un momento de fraternidad y de compartir

«Entonces dirán también éstos: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?» .Y él entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.» Mateo 25, 44-45

Fiel a su misión de acompañar a los militares y policías en especiales condiciones de vida y en todo lugar, y con motivo de la celebración de la Virgen de las Mercedes, patrona de los reclusos, Monseñor Fabio Suescún Mutis, se trasladó hasta el centro penitenciario La Picota, en donde junto al Presbítero Juan Erasmo García, Párroco de la Escuela de Artillería, celebraron una Santa Eucaristía  la cual contó con la presencia de los internos del patio de funcionarios públicos del centro carcelario.

En un momento de profundo recogimiento por los allí presentes, Monseñor Fabio les recordó que sus vidas no han terminado por estar en ese lugar, antes al contrario es una oportunidad para cercarse más a Dios, oportunidad que los que estamos afuera a veces no tenemos por estar apurados y viviendo nuestras vidas de una manera frenética y llena de preocupaciones.

En el patio, entre cuatro paredes, abundaban las caras serias y los ojos fijos; podría decirse que en muchos, sin expresión alguna, pero esta triste actitud se disolvió en abrazos, carcajadas y gritos de alegría, una vez su pastor, dió el permiso para ello cuando pronunció las palabras “Daos fraternalmente la paz”, tal fue la alegría de poder dar sinceros apretones de mano y romper la barrera de dureza que imprime en los hombres una cárcel, que por un momento muchos creyeron que la misa no iba a acabar, o que iba a durar mucho más de lo pensado, incluso más de uno de ellos se atrevió a fundirse en un sentido e inmenso abrazo con su Obispo, quien sin dudarlo, lo correspondió con una inmensa sonrisa de Padre y Pastor.

Una vez terminado este emotivo momento, Monseñor continuo con la santa misa, pero en su semblante se adivinaba una cara de ternura hacia aquellos hombres que ya se habían despojado de sus armaduras, y estaban atentos a las palabras que les dirigía el Dios de la libertad para ellos.

Una vez terminada la Eucaristía, muchos de los internos se acercaron a su Pastor, a fin de agradecer el tiempo que les dedicó e incluso algunos llevaban en sus manos escapularios, imágenes religiosas y otros más, fotografías de sus familiares para aprovechar y recibir la bendición de Dios a través del Obispo de militares y policías.

Acto seguido, Monseñor como padre amoroso y junto al área de Solidaridad Cristiana, entregaron obsequios provenientes de las donaciones hechas por militares y policías que quisieron unirse a la celebración de la Virgen de las Mercedes con algunos artículos, que les son de gran ayuda en su especial situación.

   

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